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Myrna Leticia
Esquer de Liceaga

Desde el susurro de la brisa marina hasta el brillo de los racimos dorados bajo el sol bajacaliforniano, Myrna de Liceaga ha tejido una historia donde el vino y la memoria se entrelazan con profundo amor. En 1995, junto a su esposo Eduardo, emprendió el sueño de fundar Viña de Liceaga, una bodega nacida del deseo de honrar la riqueza del Valle de Guadalupe y abrir los caminos del enoturismo en México. Tras su partida, Myrna tomó las riendas con una fuerza delicada y amorosa, transformando la bodega en un refugio de encuentro, un santuario donde cada brindis celebra la vida, el recuerdo y los lazos familiares. En 2008, Myrna reafirmó que el amor es la raíz más fuerte de su obra al lanzar dos etiquetas con el nombre de sus hijos, Melvin y Sofía, símbolos vivos de la continuidad de su legado. Bajo la sombra protectora de un encino centenario surgió Robleza Cocina de Campo y una cava íntima que lleva el nombre de su esposo, espacios pensados para compartir hospitalidad, tradición y pasión, donde el vino se convierte en puente entre el corazón y la tierra. Su mayor anhelo es que Viña de Liceaga siga creciendo de la mano de sus hijos, con respeto a la tierra, innovación y experiencias que celebren la vida, llevando con orgullo al mundo el sabor del Valle de Guadalupe y del vino mexicano.

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